Tengo una sombra,
y ella me tiene a mí.
A veces la siento irritada,
queriendo ser sombra de alguien más.
La miro, y ella me mira a mí,
Quiere golpearme,
hasta que lo hace.
Fúrica, agarra su maleta,
Me dice que en cualquier rinconcito pondrá su maceta.
Se lleva mi mente,
Se la lleva a jugar, por allá,
dejando el cuerpo acá,
Derrochando la vida,
como quien rompe cadenas
que lo ataban a la razón,
quiso ganarse la vida y se le perdió, distraída
Y no sé cómo hice para levantarme,
Pero fui a su encuentro,
Empaqué la sal de la playa,
El sol del otoño,
Las veces que dije “ahí voy de nuevo”.
Que sea lo que sea,
Amerita confiar,
Porque tengo una sombra, y a nadie más.
Me voy con el alma dormida
Me voy por una avenida
Me voy a recuperar mi vida
Esa vida, la que unos disfrutan,
y otros que la resisten,
La miro a lo lejos,
Le grito ¡Oye! ¡Tengo que decirte algo!,
Me mira y quiere acelerar
Pero me le anticipo,
Me le multiplico,
Voltea y ahí estoy,
Vamos a construir lo nuevo, le digo,
A ponerlo todo boca abajo,
Pero solo me mira incrédula,
Le digo que lleva toda la vida remando pa arriba,
y ella sigue en el mismo lugar.
Enfurecida y sin temerla,
Grita que muchos la critican sin conocerla
Que hablan mierda y esa ya no quiere entenderla,
Una loca no quiere otra loca, me dice
Que amor es lo único que tiene
Y las ganas locas de soltarlo la sostienen.
Pero todo se transforma, le grito,
No sé si hay lugar ideal,
o si uno lo inventa cuando deja de huir.
Pero le apuesto a la comprensión para vivir,
Perpleja me mira y se queja,
Suelta su pergamino y me exige su libre albedrío.
No moldearla, solo quererla.
Firmo.
Sin más, se sumerge y desaparece,
también emerge.
Dan las 11 con 11,
No hay deseos,
estamos donde tenemos que estar.