Textos del taller del CĂ­rculo de Lectura y Escritura de la Faro Cosmos, 2025-1

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Miss EntropĂ­a

@netza

Un dĂ­a dios se enojĂł de que lo estuviĂ©ramos molestando con nuestras preguntas trascendentales de esas ociosas que los fĂ­sicos dicen no poder contestar todavĂ­a pero los filĂłsofos sĂ­ -segĂșn ellos-, y me agendĂł una cita con la mismĂ­sima entropĂ­a. Y ahĂ­ estaba yo flotando desnudo en el vacĂ­o sideral como el bebĂ© crecido de Odisea en el espacio encarando a una personificaciĂłn de la entropĂ­a que me miraba por el ojo de la nebulosa NGC 7293, que la gente mocha con pareidolia llama “el ojo de Dios”, lo que me molestaba mucho porque soy ateo a pesar de que fue Él quien organizĂł e hizo las llamadas para que se pudiera dar este afortunado encuentro.

“Hola, dime”, fue lo primero que me dijo como para burlarse de que ya sabía que así les contesto los chats a los chavos que quieren hacer plática conmigo pero yo no quiero hacer plática con ellos.

“SĂ­, es tu voz”, dijo con mi voz, pero con esa que tengo dentro de la cabeza y que no oigo nunca realmente, no con la otra que me parece tan extraña de los videos donde me graban cantando karaoke y en mi podcast y hasta gimiendo en tuiter. “Me adapto a lo que es familiar para ti. Te hablo con tu propia voz como hicieron con la voz de YahvĂ© en El prĂ­ncipe de Egipto”.

“Entonces ya sabes quĂ© vergas voy a preguntarte” dije pensando en lo inĂștil que es cuestionar una conciencia omnisciente de toda realidad posible e imposible, burlona tanto del libre albedrĂ­o como del determinismo, escudriñadora de toda conciencia y voluntad.

“SĂ© que vienes de chillĂłn con tu pregunta pendeja de ‘¿por quĂ© todo se pierde ñiñiñí ñiñiñí’. SĂ© que te da pena que tu individualidad material —producto de innumerables azares cĂłsmicos que formĂł el propio universo para descubrirse a sĂ­ mismo— haya terminado en ti viniĂ©ndome a preguntar casi como reclamo por quĂ© las cosas se acaban, por quĂ© las cosas mueren, por quĂ© les duele perder lo que estiman”.

Yo puse mi jeta de que si ya sabes qué te voy a decir entonces por qué no le sigues y me contestas.

“Ya sĂ© que estarĂ­as mĂĄs cĂłmodo si me pudieras preguntar como a ChatGPT y asĂ­. Pero te lo tenĂ­a que decir de esta manera porque tambiĂ©n querĂ­a darte una idea para el cuento que vas a presentar en la faro Cosmos —¡quĂ© ad hoc!— con eso de que ahorita andan escribiendo narrativas asĂ­ absurdistas y cĂ­nicas. Mi respuesta, a nivel mundano para que la comprendas y luego tambiĂ©n intentes hacer un rap feo, es esta: Todo se pierde porque todo cambia. El dolor hacia la pĂ©rdida es un mecanismo que les dio la evoluciĂłn en su emergencia para intentar preservar recursos y asĂ­ tener mĂĄs probabilidad de sobrevivir y preservar su estirpe.”

Me quedĂ© toda frozen. Ya me imaginaba algo asĂ­ de crudo, y al escucharlo con mi voz interna -pero por fuera- comprendĂ­ que mĂĄs que respuestas buscaba consuelo. “¿Y si tengo mĂĄs preguntas despuĂ©s?” preguntĂ© algo desanimado.

Ahora estĂĄbamos en Nueva York bailando Carne radioactiva en blanco y negro, como en SimĂłn del desierto, como para indicarme que, tal como lo creĂ­a, nuestra conversaciĂłn ya estaba terminando.

“Soy la entropía. Marco todo lo que pasa en el universo en cada momento. Puedo hablarte de todas las maneras que te puedas imaginar. Ahora estoy hablándote por medio de quien está leyendo este cuento en voz alta, por ejemplo”.

ALV, llamen a dios qué miedo.

(589 palabras)

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